lunes, 22 de noviembre de 2010

Negocio con futuro y la Generación Y

La aerostación, es decir, navegar por medios más ligeros que el aire es un negocio en alza. Los globos sonda, pertenecen, además de los dirigibles y los globos tradicionales, a esta categoría de la aeronáutica. Y digo que es un negocio en alza porque ya no es sólo el gobierno quién lanza globos para ver cómo respira el pueblo, ahora también lo hace la RAE.


A algunos de sus sesudos académicos les ha parecido que hay que hacer una serie de cambios urgentes en el lenguaje. Como dice Don Arturo Pérez Reverte, ellos sólo hacen de notarios de cómo se utiliza el castellano. Sus colegas (estoy seguro que a él se le han revuelto los higadillos) han debido percatarse del clamor popular a favor de que la “Y” pase a llamarse “ye”. No parece que hayan hecho lo mismo con la “J”, que pasaría a llamarse “jo” y la “Ñ” que sería “ñe”, entre otras peticiones de la masa cultural española.

Ello facilitaría que para decir “Jo, tía, que guay” o “Leñe, que t’arreo con el callao”, en los teléfonos móviles pudiera ponerse “J t q gy” o “ L’ñ q t’rro kn l kllao”, mucho más culto, produce ahorro en el lenguaje y sobre todo, más adaptado a las nuevas tecnologías. Porque esa es otra: ya no habrá que poner una tilde en la siguiente expresión: “5 ó 6 chorbos estaban en el WC de la disco”. Ahora, con los ordenadores, se distingue entre los orondos “0”(cero) y “o” (o). Claro, porque ya nadie escribe a mano, salvo ser un retrógrado, un fascista o el dueño de una fábrica de lápices o bolígrafos.

Lo bueno del asunto es que parece ser que la cordura se impone y la RAE, o al menos los descerebrados aerostatistas, se van a echar atrás y la cuestión de la “Y” quedará en nada. Y es una pena, porque yo aspiraba a ser parte de la generación Y, y voy a tener que conformar con seguir siendo un Ye-ye.

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